Cuando los números no dan, un cambio de estrategia se impone

Faltando 14 meses para las elecciones municipales y 17 meses para las elecciones congresuales y presidenciales, las organizaciones políticas de la oposición, especialmente el PLD Y la FP, dan la impresión de que sienten inseguridad de presentar candidaturas locales, por si solas, ya que a traves de su alta dirección y vocerías, no se habla de candidaturas municipales, limitándose a hablar exclusivamente de la candidatura presidencial, como si las demás no importan y lo hacen con tal estridencia y profusión que evidencian un real estado de ansiedad y desesperación, advirtiéndose además, los extraordinarios esfuerzos en exhibir un inusual crecimiento con unos porcentajes de simpatía electoral muy ostensiblemente distantes de la verdad.

La situación no es para menos. Los números no suben ni le dan. Sus erráticas estrategias de campaña y el vergonzoso transfuguismo entre esas dos agrupaciones, están contribuyendo a un aumento progresivo de su descredito, reduciendo sus posibilidades electorales en los próximos torneos, con el inconveniente de que no han sido capaces de estructurar una atractiva propuesta de gobierno, de cara a las próximas elecciones, sino más bien a una campaña, sobre la base de eventos y acciones que le critican permanentemente a la actual administración.

Es notorio que ese cuadro debe resultar altamente preocupante pero, aparentemente o a propósito, lo ignoran, para no admitir que las estrategias implementadas en su campaña de oposición, no han funcionado hasta ahora y porque no disponen de otra alternativa en razón de que sus pasos recientes al frente de la Administración Pública, han dejado secuelas tan sensibles y traumáticas en los sentimientos del pueblo dominicano, que no le permiten estructurar una oferta electoral, renovada, novedosa y creíble.

Ante la realidad expuesta, no le ha quedado otro camino que asumir su accionar político sobre la base única, de dos estrategias:

Primera. Sobre la base de un supuesto fracaso total de la actual gestión de gobierno, y en ese orden trabajan días y noches para desvirtuar y descalificar todas las acciones y obras del Presidente Luis Abinader, principal activo político del país, y Segunda. Sobre la base de un astronómico crecimiento en la simpatía electoral del pueblo dominicano, lo cual exhiben con unas supuestas encuestas y/o juramentaciones masivas de dirigentes, en proporciones no solo increíbles, sino risibles, contribuyendo con eso a que se haya pedido el respeto y la confianza en el trabajo que hacen frecuentemente las encuestadoras.

Por otro lado, en los últimos tiempos grupos de voceros y/o simpatizantes afines a las organizaciones políticas han saturado las redes sociales con una extemporánea y abrumadora campaña con criticas desconsideradas y ofensivas a las buenas maneras de hacer política, evidenciando que los únicos propósitos están dirigidos a desmeritar, descalificar e invalidar, sin importar las malas artes que se usen, saltándose todas las normas del buen manejo, con montajes, mentiras y falsedades, lo cual le está infringiendo un gran daño al ya desacreditado prestigio que deben exhibir nuestras organizaciones políticas y nosotros como sus dirigentes.

Nuestra Reflexiones, tratan de inducir a entender que en política cuando los números no dan, lo que se impone es un cambio en las estrategias, porque todo parece indicar que en la oposición el único medio de promoverse y buscar simpatía en el público, está centrado en presentar al Gobierno de Luis Abinader, como el mayor fracaso del siglo, mientras la Sociedad Dominicana, en su mayoría lo observa trabajando como una hormiga y lo valora y aprecia como lo mejor que le puede haber pasado a la Republica Dominicana, en estos tiempos tan difíciles, y en ese orden, sus números crecen y se consolidan, garantizándole una cómoda reelección, si optara por otro periodo electoral.