El PVUD propugna por una sociedad moralmente aceptable

Al arribar al final del año 2022 y pasar balance, creemos oportuna la temporada para que en el ambiente de confraternidad, alegría y afectos desbordantes que la caracterizan, nos dirigimos a nuestros conciudadanos y de manera muy especial a la clase política y al liderazgo nacional, con el propósito de solicitarle que hagamos un alto, observemos y reflexionemos, sobre el comportamiento desenfrenado, irresponsable y abusivo con el que en su accionar, exhiben importantes organizaciones de nuestro acontecer político, entre otras, con la participación activa y/o anuencia de lideres opositores ampliamente conocidos, cuyas acciones se contraen a promover el odio, la malquerencia y la destrucción moral de sus adversarios.

Nuestra petición se sustenta en la preocupación que nos invade y que se advierte claramente en amplios sectores de nuestra sociedad, por la facilidad con la que dirigentes, voceros y vinculados a la clase política y a otros colectivos, hacen uso de las Redes Sociales y otros medios de comunicación, para mediante fabulas, noticias e informaciones inventadas carente del más elemental sustento, se dedican a difamar, manchar y destruir honras y prestigios ganados con esfuerzos y seriedad, con el único propósito de cualquierizarlo todo, en el interés de crear un ambiente donde nadie sea honesto, donde nadie sea bueno, donde todos seamos corruptos e incapaces, donde todos seamos iguales a ellos.

En el Partido Verde de la Unidad Democrática, entendemos que ha llegado el momento de asumir conciencia clara de que nuestro país está integrado por una inmensa mayoría de personas muy buenas, y que los malos son una minoría muy reducida, pero con capacidad y voluntad de hacerse sentir de manera altisonante, atrevida y sin moral, dando la impresión de que son la mayoría y con ese comportamiento han creado una especie de corriente extremista con acciones impulsadas y dirigidas por lideres sociales y políticos desfasados, en tal estado de desesperación que los lleva a saltarse cualquier manera del buen vivir, sin ningún rubor y sin importar los daños que puedan causar, bajo el criterio de que en política el fin justifica los medios y que en ese orden cualquier cosa esta permitida, naturalmente, esto solo aceptado en una sociedad amoral.

Las Redes Sociales, sin dudas, trascendental elemento de comunicación masiva al servicio de la humanidad, de manera especial al servicio de la inmensa mayoría de los que no disponen de acceso a los medios de prensa tradicionales, periódico, radio y televisión, debemos protegerla como un gran tesoro, pero la realidad es que debemos admitir que muchos desaprensivos, irresponsables y abusadores de las buenas prácticas, han pretendido asaltar esas vías de comunicación, para bajo el amparo de la libertad de expresión, difamar, fabular, mentir, confundir y dañar honras bien ganadas, con el único propósito de ganar capital político o difundir acciones contrarias a la moral, acciones deleznables que debemos rechazar con presteza, por el bien del accionar político de nuestro país y por el bien de nuestra sociedad, ya que no es posible seguir por el camino que vamos.

Debemos observar que las Redes Sociales, han querido ser asaltadas por grupos que hacen gala de una conducta y comportamiento libertino y contrario a la moral y las buenas prácticas, en los que la osadía y el tremendismo se entienden y valoran como acto de heroísmo y donde los verdaderos héroes y referentes morales pasan a ser denostado con tal desparpajo y desprecio que raya con la imbecilidad o trastornos incontrolados, cuyos efectos nos conducirán a la destrucción moral, si no asumimos conciencia clara para detenerlo.

Pudiera ser entendible, que los elevados porcentajes de aceptación popular de que goza el Presidente Luis Abinader, gracias a su comportamiento dirigiendo el Estado con trasparencia, honestidad y eficiencia, coloca en posiciones muy incomodas a sus adversarios políticos, en sus afanes de reducir distancias. Sim embargo, se debe entender que el interés de la nación está muy por encima de los intereses particulares, asumiendo con prudencia la realidad de que la Republica Dominicana, no termina el 19 de mayo del 2024 y de que a la dirección del Estado, solo se elige un presidente cada 4 años, porque da la impresión de que para algunos aspirantes, es de vida o muerte, el ser elegido en las próximas elecciones y que para ellos no hay mañana, que tiene que ser ahora, si o si, lo cual razonablemente no es así.

También se podría entender la preocupación y desesperación de los lideres de la oposición que aspiran a dirigir la nación a partir del 2024, al razonar sus dificultades frente a la decisión que habrá de tomar el pueblo dominicano, cuando en las próximas elecciones se le presenten las opciones de Danilo Medina-PLD, Leonel Fernández-FP y Luis Abinader-PRM, para que antes de emitir sus votos, los ciudadanos valoren cualidades y conductas morales, políticas y profesionales en sus estilos de responsabilidad, capacidad, eficiencia y pulcritud en la conducción de la administración de las cosas públicas, exhibida por cada uno de los incumbentes.

Sin embargo, ninguna razón política debe ser antepuesta al supremo interés de la república, en procura de la convivencia pacífica y armónica, con respeto a las normas y principios éticos, bajo la conducción de la escuela moral y lideres responsables de nuestra sociedad, porque ese es el único camino, no hay otro, que debemos trillar todos los partidos políticos y las organizaciones de la Sociedad. Ese es el único camino que debemos trillar los buenos ciudadanos y esa debe ser la mayor aspiración de todos los dominicanos.

Hagamos el propósito, en estos días, de hacer un alto en el culto a las calumnias, las falsedades, las mentiras, las difamaciones, los montajes y las construcciones de falacias propias de la perversidad y los malos engendros en los que, los límites de las malas prácticas, han sido desbordados y sus consecuencias amenazan con el extermino de una sociedad moralmente aceptable, bajo el impactante argumento de que esas actuaciones se desarrollan al amparo y en nombre de algo tan sagrado como la libertad de expresión del pensamiento. No permitamos que el mal nos arrope, construyamos la nación que concibieron los Padres de la Patria y leguemos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos, una patria grande, moralmente triunfante.