A escasos meses para el 2024, un año electoral en nuestro país, en el que se involucran aspiraciones presidenciales cuyos resultados serán de vida o muerte para la oposición; ante la inaplazable y urgente necesidad que le imponen las circunstancias, de retornar al poder de donde fue desplazada, como única vía de sobrevivir políticamente en lo inmediato, por razones altamente conocidas por todos, se advierte que está pasando por un ambiente de incertidumbre, incoherencia y desesperación, no disimulable, en todas las actuaciones de su liderazgo, que la hace lucir acorralada, desorientada, agresiva y sin palabras motivadoras o discurso novedoso, ante la ausencia de una propuesta política sería, que genere entusiasmo.

Ese estado de ánimo ha sido sensiblemente alterado en las últimas semanas, con los resonantes éxitos que ha cosechado el Presidente Luis Abinader, con el manejo que le ha dado a la crisis haitiana, lo que le ha valido importante reconocimiento y admiración, no solo de la inmensa mayoría de los dominicanos, sí no además, de la Comunidad Internacional; coronados con los encomiables éxitos derivados del manejo y resultados de Las Primarias del PRM, dirigida por la Junta Central Electoral, así como por la Resolución que aprobó el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para la Pacificación de Haití.

Mientras esto sucede a favor de la candidatura del Presidente de la República, cuyos porcentajes de aceptación popular no descienden de entre 53 y el 58%, sí no, más bien en ascenso, la oposición luce desarticulada, desorientada, incoherente y sin propuestas concretas, dependiendo únicamente de las críticas conque bombardean diariamente todas las acciones del gobierno, con énfasis en la intención de descalificar y hasta ridiculizar la figura del Presidente Abinader, presentándolo como incapaz, ignorante e ineficiente, estrategia política esta, que hasta este momento, no le ha generado ningún resultado positivo, convirtiendo su estrategia en una simple mueca risible, ante todos los sectores del pueblo dominicano con manifestaciones de cierto descontento.

En realidad, es evidente el acorralamiento y la incertidumbre en los que se desenvuelve la oposición, en estos momentos, y se manifiesta claramente en todas sus actuaciones, aunque como es natural, tratan de disimularlo con agresividad cargada de resentimientos y odios en las expresiones de sus voceros, en las redes, llenas de impotencia y desesperanza, que tratan de transformar en valentía y, en cambio, la convierten en arrogancia, desesperación y acciones erráticas.

Contrapuesto a la situación de la oposición, descrita más arriba, se observa a un PRM y sus aliados, totalmente cohesionado, organizado, coherente, seguro, unido, con la moral altísima, con olor y sabor a triunfo, con un candidato presidencial actuando con la mayor mesura, astucia, prudencia y seguridad, motivado por el respeto, el cariño y la admiración, no solo de la comunidad nacional, sí no y además, de la Comunidad internacional, a quien se le observa corriendo solo, tranquilamente, por el carril del centro.